24 de septiembre de 2011

Pena, penita, pena

Hoy se cumplen seis años del entierro de mi madre, justo sobre las doce de mediodía, la hora del ángelus.
Recuerdo que al poco tiempo de morir mi madre, le pregunté a mi amiga Mariló que cuando se pasaba ese nudo que te oprime el pecho, y ella me contestó por propia experiencia que nunca, y en aquel momento me quedé totalmente desconcertada; yo me pregunté ¿y entonces? ¿Qué hace una entonces?...pues seguir, tal y como sigue amaneciendo cada día.
Y es verdad, no se pasa el nudo, no se pasa la pena, está ahí acechando para aparecer en cualquier momento y para hacerse fuertemente presente cuando llegan estos días y con ellos el recuerdo de los últimos momentos compartidos.
Ayer añadí  al nudo que me oprime estos días una penita más, otra pérdida, la de una persona querida y admirada; algo a lo que tarde o temprano sabía que me tendría que enfrentar, volví al Citilab sabiendo que nunca más me encontraré allí con Vicenç, con su sonrisa, su mirada, su abrazo, su beso.
¡Que duras son las despedidas de las personas que nos dejan huella! ¡Que felicidad haber compartido con ellas sus sueños!

Mama, te quiero.

27 de julio de 2011

Volver a pasar por el corazón

Compartir al cabo de muchos, muchos años.

Cuando aquella noche mi hija me pasó el teléfono anunciándome “Luz Elena”, no podía ni imaginar lo que iba a suponer. De momento, para empezar, una sonrisa creció en mi cara de lado a lado: ¡¿Luz Elena?!

Con el nombre de Luz Elena sólo he conocido en mi vida a una persona, y era ella. Después a través del email llegaron, Francis, Tere, Mariluz, Merche, María, Manoli, Pilar, Luisa, Montse, Valentina, M. José, y muchas más, y la cabra, la dichosa cabra ;-)

Y llegó el momento del reencuentro y el tiempo retrocedió y se detuvo. Y trajimos a la memoria y por tanto volvimos a vivir trastadas, el viaje de fin de curso, las fiestas en el cole, los trabajos manuales, las personas que nos enseñaron…fuera lo que fuese. Y reímos sin hartarnos, con ganas de mucho más.

La memoria es selectiva, cada una recordaba algo diferente, o lo mismo pero con otros matices, así que ya no se trataba de lo mismo.

Este es mi pequeño homenaje a todas vosotras, a las que ya se fueron, a las que no pudieron o no quisieron venir, a las que estuvisteis en el reencuentro, compartiendo, porque todas formáis parte de mi vida, de lo que soy.

Gracias.

Para la Promoción de Betania de 1978